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Un año amargo.

El trabajo del columnista es bastante difícil, al menos para mi percepción, porque implica que un medio te da la oportunidad y el respaldo de decir todas tus opiniones por mas estúpidas o arcaicas que parezcan, para darlas a conocer al público que puede que las acepte y las haga formar parte de su discurso, o bien tambien puede que el escritor quede desacreditado o pueda ser linchado (en el peor de los casos). Por eso cuando el jefazo de esta revista me pidió que aceptara este lugar me sentí sorprendido y emocionado, además de que caí en la cuenta de que, quizá no mucha gente lea esto y que la poca gente que la lea se enfurezca o se ría de toda la carga de coprocefalia que pueda manifestar el autor de esta adorable columna.

He decidido hablar de este año que esta apunto de morir. Debido a que ha sido -o eso creo- un año que quedara para la posteridad por las decisiones que han tomado alrededor del mundo, yo opino que estas decisiones pueden resumirse por un par de palabras: miedo e hipocresía.

Este mundo y un porcentaje importante de las nuevas generaciones está intentando cambiar y “avanzar” hacia una sociedad más abierta e igualitaria, casi utópica (lo cual no creo que sea posible de lograr, por eso de la naturaleza humana), sin embargo y como ya mencione ha habido decisiones que se pudieron haber tomado para darle un giro a este mundo, y los resultados de estas no fueron los esperados.

El primero y más importante (al menos a nivel global) fue la elección de Trump para la presidencia de los United. Aunque hay que aceptarlo su rival no era la mejor persona del mundo y sus decisiones en políticas públicas no fue la más humana (si es que existe humanidad en la política), pero elegir a este personaje anaranjado definitivamente no era el mejor camino por su discurso altamente racista, misógino y de ultraderecha. Las elecciones fueron la prueba de que si los gringos decidían votar por el, era obvio que no están ni cerca de ser la nación primermundista y políticamente correcta que siempre nos recalcan ser.

Por otro lado, el triunfo del Brexit y el fortalecimiento de las ultraderechas en Europa, solo nos confirman la misma incapacidad de los europeos por sentir empatía hacia otras naciones que han sufrido de los desfalcos de estos disque hombres cultos y avanzados en su humanidad y raciocinio.

A su vez, en Latinoamérica no podemos quedarnos atrás. Un ejemplo claro nos lo demostró el pueblo colombiano al dar su rechazo a la paz entre las FARC y el gobierno. Por ahí, algunos dicen que fue porque el tratado contenía algo de fomentar la igualdad y el apoyo a las comunidades LGBT (esta abreviatura contiene otras 7 letras, pero la neta me da flojera escribirlas), mientras que otros analistas afirman que fue porque observaban a los guerrilleros como delincuentes y la población que no había vivido la guerra en carne propia creyó que el mejor camino era acabar con ellos ya fuera a balazos o con castigos ejemplares.

Finalmente, rescatando lo mucho que ocurre en México, en el mes de septiembe un margen de la población decidió salir a marchar en contra del matrimonio igualitario, el derecho a adoptar de estas parejas y la formación de una educación mas inclusiva para los mismos; sin embargo gracias a que los gobernantes de esta nación necesitan de los votos de esta “gentuza” se decidió echar para atrás la que muy posiblemente sea la única iniciativa rescatable de este sexenio pútrido.

Parece gracioso, que estas personas que deciden apoyar estas ideas son las mismas que creen que el humor negro de ciertos comediantes y programas de televisión es muy ofensivo, y obviamente no es el que sus pequeños retoños puedan ver en sus tablets. Si señores, hay que aceptarlo: son hipócritas. Es hipócrita decir que Trump es un idiota y querer mandar a tus hijos a estudiar a gringolandia porque según tienen muy buena educación y ahí les enseñan a vivir en el mundo moderno. Es hipócrita irle a cantar al Yisus en domingo, diciéndose fiel seguidor de sus enseñanzas sobre el amor y la fraternidad, y al otro día ir a una marcha para que los “cerdos” homosexuales no tengan la oportunidad de que se les reconozcan sus derechos, la oportunidad de ayudar a un infante que los necesita. Es hipócrita que los europeos hablen de las avanzadas formas de pensar que han forjado con siglos de cultura, y que los mismos no tengan temor en segregar a comunidades enteras, negarles su apoyo humanitario o siquiera devolver una pequeña parte de la gran cantidad de dinero que han saqueado de los países africanos.

Es claro, un alto número de personas en este mundo, no está preparada para llegar a los sueños de utopía, ya sea por miedo, ignorancia o pura estupidez a esta población no le parece lo que las nuevas generaciones vemos como necesario, y a su vez nosotros no tenemos los tana

tes para siquiera ir a votar o gritarle a estas viejas ideas lo que creemos.

Concluyo con solo dos deseos desde lo más profundo de mi corazón: que la forma de pensar de estar personas cambie para hacer un verdadero bien social, fomentar la igualdad, mejorar este mundo tan pinche y la segunda que el América no gane nada en este Diciembre, ni nunca.


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