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Identidad nacional y su papel durante la globalización.

Para trabajar este tema es fundamental ubicar una teoría que pueda adaptarse a la historia práctica y a su vez a la historia teórica; Koselleck plantea lograr un balance entre la historia conceptual y social, así como la necesidad de identificar el espacio y tiempo de una investigación sobre un fenómeno que toque a ambas historias, además esta sugiere que es necesaria la comparación entre el pasado y el presente debido a que su observación depende del punto de vista del autor quien interpreta el conocimiento del mismo.


Este discurso busca plantear qué tan importante es la idea de identidad nacional mexicana en un mundo globalizado como el actual, preguntándose si aún sirve o si deberíamos formar una nueva identidad; el cómo debería ser ésta y desde qué momento entró en crisis con base en la idea de una reubicación de la visión que la identidad nacional ha evolucionado según la situación del país o el mundo.

Una de las partes más importantes en el desarrollo de un individuo es la identificación con su entorno y las personas que lo rodean y en ello entra la identidad nacional. Pero para referirnos a este tipo de identidad debemos conceptualizar de forma individual tanto lo que es identidad, lo qué es nación y a su vez lo que es e implica la globalización.


La identidad podría definirse como un conjunto de rasgos propios de un individuo o de una comunidad, estos rasgos caracterizan a una comunidad de todas las demás, esta idea de identidad está relacionada con ideas propias; la identidad puede ser formada por: la forma de pensar, las costumbres, tradiciones, los mitos, las leyendas, y de una forma más verídica, la historia misma.


La nación es un concepto aún más difícil de explicar; en las ciencias sociales, éste es uno de los conceptos más importantes pero también de los más discutidos debido a la subjetividad del mismo; se define a la nación como varios entes subjetivos. También es importante definir la globalización la cual es también llamada mundialización y que se puede entender como un proceso social, cultural, económico y tecnológico que se da a una escala sin precedentes la cual es universal o redundantemente global y que se supone debería afectar a todo el mundo y que consiste en la creciente comunicación e interdependencia entre los distintos países del mundo, al unir sus mercados, sociedades y culturas, por medio de transformaciones sociales, económicas y políticas que les dan un carácter global y que van creciendo constantemente.


Parece que la identidad que se intentó formar durante la segunda mitad del siglo XX buscó su fortaleza en los lábaros patrios (himno nacional, escudo nacional, bandera e incluso el propio saludo a ésta), así como acontecimientos gloriosos de la historia del pueblo mexicano como la independencia, la batalla del 5 de mayo y en los héroes respectivos de cada periodo; todos estos intentos de unidad nacional, parece ser que han sido opacados o disueltos en estereotipos.


Durante los sesenta y principios de los setenta la identidad nacional dependía de la familia y de la sociedad en la que el mexicano crecía y que a su vez lo había educado dándole la idea de que “papá gobierno” es la máxima representación de la nación. Sin embargo, surgirían coyunturas, los setenta serían el momento en el que el milagro mexicano moriría, las ideas del posmodernismo llegarían a los jóvenes, la música y moda disco proveniente de Estados Unidos tomarían un papel fundamental en gran parte de ellos, además de que la comunicación tomaría una papel fundamental después del mundial de México 70 y las críticas al gobierno se recuperarían después del duro golpe dado en el 68.


Estos sucesos marcarían la caída del nacionalismo y por ende la identidad nacional entraría en crisis, la sociedad ya no creía en su gobierno y tendría que enfrentarse al principio de los medios masivos, a pesar de que la globalización como tal empezaría en el año de 1994 con el tratado de libre comercio, considero que la globalización surgió precisamente cuando hubo una apertura cultural y esta parece darse durante los setenta, además es el momento en que surgen la primeras radiodifusoras en FM, que eran de carácter local y comunitario, con lo que la difusión de información empezó a crecer y a tomar variedad.


En la actualidad sufrimos aun por esta crisis que empezó en los setenta, la situación de ahora es algo más complicada debido a que contamos con medios masivos en todos lados, las fronteras ya casi han quedado difuminadas, lo que pasa al otro lado del mundo ya nos impacta a nosotros, en este caso la identidad nacional pasa a segundo plano ya que uno no solo es ciudadano mexicano, sino que es ciudadano del mundo, en ocasiones por eso la gente queda confundida y deja de saber en qué fundamentar su identificación, guiándose por cosas que si bien no son banales, si son imprecisas en la prioridad que se les debería dar. Parece ser que las personas se ven más identificadas por la cocina mexicana (tacos, moles, pozoles, tamales, molotes, tostadas, pelonas, etc.), los productos originados de aquí (chiles, aguacate, chocolate, tequila, pulque, etc.) o el futbol que por su historia, costumbres y su bandera.


No hay una forma de escape de la llamada globalización, no hay persona que tenga el mínimo de certeza de que se es libre de vivir a su manera y perseguir sus propias metas […] En este espacio planetario global, ya no se puede trazar un límite tras el cual pueda uno sentirse verdadera y absolutamente a salvo. Y esto es definitivo: vale para hoy tanto como para cualquier futuro que podamos imaginarnos. Cada sitio concebible que uno ocupe en su momento dado, o que en el que pueda ubicarse en otro, esta indefectiblemente dentro del mundo, y destinado a permanecer en su interior para siempre, se entienda por esto último lo que se entienda. En este mundo agotado, somos todos residentes permanentes sin otro sitio a donde ir (Bauman, 2004).


En este párrafo el autor parece sentenciar el destino del mundo y de la propia identidad la cual, o se actualiza de manera inteligente o muere y hemos podido observarlo en muchas otras naciones.

Tendríamos que agregar que, por medio de la globalización, la fusión de culturas es inevitable y el caso de la vecindad entre México y Estados Unidos se ha desarrollado una identidad nueva que ha evolucionado a una velocidad espectacular, ésta es la llamada cultura “chicana” la cual surgió debido a la instalación de los migrantes mexicanos en Estados Unidos y que con el tiempo formaron su propia lengua: el “spanglish”, así como su forma de vestir actuar, comer y de ver su historia y su religiosidad, todo en medio de un proceso que comenzó alrededor de los años 20 con los pachucos y que evolucionó a lo que podría representar lo que menciona el autor Zygmund Bauman sobre el presupuesto: “La misma globalización quebranta las propias fronteras territoriales”


Debemos entender que el pasado sigue siendo la herramienta analítica más útil de la que disponemos para enfrentarnos al cambio social constante. En este sentido, el pasado se transforma en el redescubrimiento de las sociedades a través de su propia historia. Por lo que nos tendríamos que referir a la idea de que una nación sin historia, no es una nación. La historia junto con la familia, las costumbres, las tradiciones, la diversidad cultural, etc., puede ser el último bastión de identidad que le quede al mexicano.

Es por ello que para México, se debe hacer una propia configuración, no solo de su identidad, sino de todos sus aspectos económicos, culturales, educativos, etc. La identidad debe ser adaptada en medio de la globalización y sin tomar los procesos de otras naciones para nosotros, debemos analizar nuestras deficiencias y resolverlas con fortalezas inteligentes que tengamos; ser nosotros mismos.

Debemos volver a generar conciencia de las riquezas culturales que se poseen; de intentar preservar nuestras tradiciones y costumbres, nuestra cocina, la cosmogonía de las culturas mesoamericanas que fascinan al mundo; fomentar los valores en la familia para mantener respeto y conciencia de que debemos cuidar el medio donde hemos crecido; también reintegrar la importancia de alguna representaciones nacionales como la bandera y el himno que no deben ser sustituido, ya que, aunque el México que recuerden ya no sea el actual, sí es un México que debe ser más que preservado para no cometer errores del pasado y que recuerde el sacrificio de muchas personas por la idea de la nación, y a su vez reflexionar, qué tanta importancia se le debe dar a estos puntos.


En la introducción del libro La Sociedad Sitiada se menciona: La escuálida soberanía y los menguantes poderes del estado con los que había desarrollado en el pasado una “relación especial” privan a la identidad nacional de la posición de privilegio entre las comunidades imaginadas […] la ventaja de la nación sobre sus alternativas potenciales, como las etnias, o comunidades imaginadas tejidas a partir de diferencias, religiosas, lingüísticas, culturales, territoriales o genéricas, se ha reducido considerablemente (Bauman, 2004).


Se puede considerar que la misma identidad parece ser una muñeca de trapo maltratada y manejada según lo que necesiten los gobernantes, arrebatándole la importancia que debería tener la misma; al provocar que el poder de la nación como institución deje de ser algo fundamental y compita directamente con lo que se supone deberían ser identificaciones sociales secundarias o, al menos, no tan generales para una gran población.



El autor es de Puebla, nació en 1996. Es estudiante de la Lic. en Historia de FFyL BUAP.


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