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Barton Fink

Ya lo decía Proust: “Sólo se ama lo que no se posee totalmente” Podríamos referenciar esta cita del escritor francés para abocarnos a la discusión que suscita la película “Barton Fink” dirigida por los hermanos Cohen. Protagonizada por John Turturro y John Goodman; personajes que sólo se les recuerda en los festivales de cine por sus apariciones en películas cómicas, pero que sin embargo son muy buenos actores. La película nos muestra la vida de un escritor de la época de los cuarentas en Estados Unidos. El escritor protagonizado por Turturro da el salto que muchos de los escritores de teatro querían por aquella época (Ganar dinero) el escritor es convocado por una casa filmográfica, con el fin de encargarle un guion que hable sobre luchadores.


Desde los efectos de cámara, hasta el ambiente en el que trabaja el escritor (un hotel demacrado de la ciudad de los Ángeles) hace que penetremos más en la trama. Su vecino en el hotel (John Goodman) irrumpe en lo que al principio es una escena aburrida, una historia sosa. A lo largo del film Barton encontrara problemas en la narrativa de su guión, por ende pide ayuda a otro escritor –una mezcla entre Faulkner y Hemingway-. Barton conoce a su vez a la concubina de éste, sintiendo una atracción casi instantánea hacia la mujer de pelo rojo y piel blanca; al igual que la mujer que contempla la playa en el cuadro que está en su habitación, justo frente a la silla donde pasa horas destruyendo las teclas de la maquina sin efecto alguno, el simple hecho de tocarlas le hace pensar que algo saldrá de la nada.


Una ruptura en la monótona vida de un escritor como Barton, llega para darle a la trama un giro rebuscado. El único amigo que Barton tenía en ese hotel pauperimo era en realidad un asesino serial. La concubina del escritor ebrio aparece degollada ante su cama, la angustia y el terror producen en Barton, la experiencia suficiente para culminar el guión. Sin embargo, Estados Unidos entra en guerra contra Japón en 1941. El guion es rechazado de forma rotunda por el productor y Barton queda solo, sin su amada y sin su amigo (Goodman)


El final es una toma larga de una playa. Se sienta en la arena mientras el viento revolotea y mancha sus lentes de pasta negra. Una chica pelirroja, de piel blanca, exactamente clonada de aquel cuadro de la habitación maloliente en donde se hospedaba. Aquella mujer que anhelaba y que ayudó a la culminación de su guión. La mujer lo observa. Por primera vez en el film se deja ver la cara de aquella musa que inspiro en parte su trabajo. Aquella que amó aunque jamás fue suya totalmente.



El autor nació en Tehuacán en 1995, es estudiante de historia en la FFyL BUAP





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